¿Sabías que… las pesadillas no son lo mismo que los terrores nocturnos? Conoce los trastornos del sueño infantil.
Cuando los niños son pequeños es muy habitual que tengan algún trastorno en el sueño. Algunos simplemente tienen problemas para dormir, otros se despiertan continuamente y otros sufren los denominados terrores nocturnos. ¿Sabes lo que son? Muchas personas los confunden con las pesadillas, un trastorno del sueño mucho menos importante y también más habitual.
¿Qué diferencia las pesadillas de los terrores nocturnos?
Como ves, las pesadillas y los terrores nocturnos son dos cosas totalmente diferentes. Si tus hijos presentan los síntomas de sufrir terrores nocturnos, deberás observarlo e incluso convendría que consultaras al pediatra ya que en algunos casos puede ser conveniente tratar este trastorno del sueño con ayuda de profesionales.
¿Qué debo hacer si mi hijo tiene terrores nocturnos?
Como en la mayoría de los problemas con niños, lo mejor es mantener la calma. Si conoces bien en qué consisten los terrores nocturnos no tienes por qué alarmarte, simplemente sigue estos consejos:
• Vigila que no se caiga de la cama o se pueda dar algún golpe al moverse.
• No le hables, recuerda que está dormido aunque no lo parezca.
• No intentes despertarle, es mejor dejar que el terror nocturno siga su propio curso.
• Habla con él durante el día pare ver si tiene algún problema que le puede estar inquietando.
• Enséñale ejercicios de relajación para irse a la cama.
Como sabes el deporte tiene muchísimas ventajas tanto para los adultos como para los niños. En el caso de los trastornos del sueño, la actividad física también juega un papel fundamental ya que si los niños se encuentran más cansados es más fácil que puedan conciliar adecuadamente el sueño. Por eso, te recomendamos que fomentes en tus hijos la actividad física, por ejemplo, trayéndoles a The Magic Forest. Aquí tenemos 1.100m2 para correr, saltar, trepar, divertirse, la actividad perfecta para poder dormir bien.
Fuente: Para desarrollar este post hemos contado con la colaboración de María Dolores Iradier Barrio, médico de familia en el Centro de Salud Daroca de Madrid.